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7 DE SEPTIEMBRE DE 2023 | PSICOLOGÍA Y POLÍTICA

Hacia una definición de la Psicología Política

¿Qué es la Psicología Política? Esta pregunta no debería generar sorpresa, dado que la definición de su objeto de estudio presenta matices en función del contexto que consideremos.

Por Silvina Brussino
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En términos generales, podemos decir que existe un amplio desarrollo desde diversas aproximaciones teóricas, metodológicas y tradiciones de pensamiento que buscaron abordar las relaciones entre la Psicología y la política o, con más precisión, la subjetividad y la intersubjetividad con el campo de lo político. Se articulan, entonces, dos conceptos que implican una gran polisemia e intentos de definición: la Psicología y la política. Por ello, la Psicología Política, como disciplina que surge institucionalmente en los años ‘60 y ‘70, debe ser pensada desde la especificidad de este objeto de estudio (que comparte con otras ciencias, como la Ciencia Política, la Filosofía Política, la Sociología Política y el Análisis del discurso político), la interdisciplinariedad de sus abordajes teóricos y la pluralidad de sus aproximaciones metodológicas, y considerando asimismo los contextos de producción que atraviesan al campo disciplinar desde sus contingencias socio-históricas. De allí que Mota Botello (1999) considera que la Psicología Política es una disciplina frontera y en coincidencia, más recientemente, Jost y Sidanius (2004) sostienen que la Psicología Política explora los bordes que circulan principalmente entre la Ciencia Política y la Psicología.

Algunos autores y autoras provenientes de la Psicología Política intentan asumir la problematización de la relación entre ambos conceptos planteando que la preocupación principal de la Psicología Política se cierne sobre los aspectos psicológicos de los hechos políticos, lo cual definiría, brevemente, su objeto disciplinar (Garzón Pérez, 2010). En tanto Sabucedo (1996) la define como el estudio de las creencias, representaciones o sentido común que los ciudadanos y ciudadanas tienen sobre la política y los comportamientos de éstos/as que, ya sea por acción u omisión, traten de incidir o contribuyan al mantenimiento o cambio de un determinado orden socio-político.

Por otra parte, Oblitas y Rodríguez Kauth (1999) al definirla introducen diferenciaciones acerca de los ejes de desarrollo que ésta tiene en nuestro contexto. Por un lado, la Psicología de la política, es decir, “el análisis y comprensión psicológica de las conductas y procesos políticos”, conceptualización que va más en la línea de lo planteado en las definiciones presentadas en el párrafo anterior. Por otro, la política de la Psicología, en tanto la psicología es entendida como “discurso político que legitima o valida un mecanismo de poder por parte de quienes usan la psicología para ponerla al servicio de intereses políticos o ideológicos” (en Parisí, 2008, pp.16-17). Al respecto, Fernández Christlieb (2003) advierte que el concepto de Psicología Política en América Latina es usado especialmente para referir a psicólogos/as sociales que trabajan sobre temas políticos. Sin embargo, como señala el autor, esta referencia resulta insuficiente para pensar la politización de psicólogos/as que abordan otras realidades u objetos de estudio, ya que “hay en sus modos de hacer las cosas, de ver la psicología social y de comprender la realidad, incluso un cierto radicalismo que a veces no se les nota a los psicólogos políticos” (Fernández Christlieb, 2003, p.253). Este punto, acordamos, está fuera de discusión, ya que la Psicología puede ser política o politizada en sus diversas áreas o campos de injerencia. Sin embargo, como advierte Montero (1991, p. 30), si bien resulta relevante, la reflexión sobre el carácter político del hacer psicológico no constituye el objeto disciplinar de la Psicología Política, “nos hallamos más bien ante la política de la psicología, y su denuncia cubre a toda la disciplina [psicológica] en general”. Por otra parte, la política de la Psicología deja por fuera a un grupo de científicos/as sociales cada vez más numeroso que ha recurrido a enfoques psico-políticos para enmarcar sus aproximaciones al campo de lo político (Lechner, 2002).
En síntesis, desde nuestra perspectiva la Psicología Política se erige como “un área disciplinar de la Psicología que se aboca al estudio de las relaciones que las personas y los grupos establecen con el ámbito de la política y lo político” (Brussino, 2013). Al mismo tiempo, dialoga de forma constante e ineludible con otros campos del saber, y se caracteriza por la multiplicidad de abordajes teóricos y metodológicos. Su objeto de estudio se vincula entonces con la comprensión de los fenómenos psico-políticos en el marco de una cultura política determinada. No es inocente la selección del término, ya que da cuenta de que existe un ámbito de la realidad que no puede ser reducido al plano individual o psicológico pero tampoco al plano social o político, sino que ocurre justamente a partir de la interdependencia entre ambos. Así, diremos que en la interacción entre persona/s y contexto ocurren hechos que sólo pueden ser comprendidos desde una mirada compleja que reconozca qué de psicológico y qué de político hay en ellos. Por ejemplo: cuando decidimos sumarnos a una protesta por un hecho de injusticia social: ¿esa decisión se vincula solamente con nuestros rasgos de personalidad o los beneficios que se obtendrían de esa acción? ¿O simplemente es expresión de un contexto de movilización y efervescencia social? ¿O es más bien la conjugación y relación de influencia que se da entre ambos aspectos lo que permite comprender nuestra decisión de participar políticamente? Creemos que se trata de esta última opción.
Por otra parte, es preciso destacar que la Psicología Política “es un área con una particular sensibilidad social, por lo que apunta a generar conocimientos útiles y relevantes para su tiempo histórico” (Brussino, 2013).

Los desarrollos de la Psicología Política en Latinoamérica

La delimitación de qué se debe entender por Psicología Política es aún problemática, en tanto no es compartida por toda la comunidad científica. Sin embargo, esto no implica que no existan temáticas consolidadas, ya sea por haber sido un problema político considerado en muchos países o porque “fueron objeto de reflexión en momentos claves de estabilización democrática” (Garzón Pérez, 2008, p. 15).
Uno de los primeros trabajos que intentó determinar los temas que estudiaba la Psicología Política en Latinoamérica entre 1956 y 1990 corresponde a una de las principales referentes del campo de estudio, Maritza Montero (1991). Para ello la autora realizó una revisión bibliográfica en base a 552 publicaciones, encontrando que los temas más frecuentes para ese período fueron: efectos de la represión (29,3%) y nacionalismo, conciencia social e identidad (17%). En menor proporción se destacan los trabajos sobre teoría y método, cognición sociopolítica, ideología y alineación; y con una presencia del 5% o menor, los estudios sobre participación política y movimientos sociales, comunicación política y sistemas de gobierno, liderazgo político, cultura y comportamiento político, rol del/a psicólogo/a, poder, socialización política, partidos políticos y dependencia. Por este motivo, Montero considera que la agenda de la Psicología Política en Latinoamérica se va conformando de acuerdo a las necesidades y problemas de cada lugar en los que surge mientras intenta, paralelamente, construirse a sí misma. En este caso, durante ese período estudiado la autora considera que “se trata de una psicología política para la denuncia y la transformación social” (1991, p. 35).
Asimismo, en la década del ´90 se publican otros dos trabajos que
refuerzan lo planteado por la revisión de Montero (1991). Por un lado, un trabajo publicado en 1993 por esta autora junto al psicólogo político chileno Alexandre Dorna (Montero & Dorna, 1993), donde proponen áreas temáticas que “gozan de una cierta autonomía y pueden ser consideradas como el núcleo de la disciplina” (p. 10): a) los estudios centrados sobre la personalidad y el liderazgo político; b) los enfoques sobre los procesos cognoscitivos de influencia social; c) los trabajos sobre la comunicación persuasiva; d) el estudio de las situaciones de presión, del conflicto y de la negociación, e) las investigaciones sobre la relación entre sistema social, condiciones de vida, identidad y conciencia social; f) la ideología como fenómeno político, instrumento y procesos de mediatización, y g) el análisis del discurso político a partir de la exploración de su contenido y significado.

Por otra parte, el colombiano Rubén Ardila (1996) sostiene que entre los temas de agenda, y en coincidencia con lo anteriormente planteado, se encuentran: a) la identidad nacional y los estudios de conciencia social; b) la socialización política; c) el nacionalismo y el internacionalismo; y d) la violación a los derechos humanos y la tortura. Asimismo, este autor considera que la Psicología Política emerge en nuestra región en respuesta a las necesidades sociales, de manera incipiente en los ´60 y ganando importancia en la década de los ‘80. Este autor reconoce dos fuertes influencias en su surgimiento, a saber, la posición predominante del psicoanálisis en el campo de la Psicología y la impronta del marxismo entre los/as intelectuales latinoamericanos/as, incluidos/as los/as psicólogos/as (a partir de la incidencia de la revolución cubana). A su vez destaca, al igual que Montero (2007), la importancia de las contribuciones de Martín Baró, que con antecedentes en la Psicopedagogía de la liberación de Paulo Freire en los años ´60 y la Sociología crítica de los
´60 y ´70, postula la Psicología de la Liberación en la década del ´80. Esta imprimirá una orientación diferente a la Psicología Política en esa época. En este sentido, Parisí (2008) afirma que una de las características de la Psicología Política latinoamericana es que desde su constitución ha conformado un campo interdisciplinario en el que lo político junto con lo psicológico constituyen áreas en las cuales confluyen diferentes ramas del saber y de la práctica.
Continuando con la evolución histórica de las temáticas abordadas por los/as psicólogos/as políticos/as, Montero (2007) realiza una revisión sobre la década de los ‘80 y los ‘90 y analiza los temas tratados en América Latina a partir de las agendas publicadas en manuales de Psicología Política. Con base en su análisis, Montero señala que se mantiene la preocupación por los abusos de poder, aunque varía en función de la época. Inicialmente, el interés se orientaba hacia el autoritarismo, la represión, la tortura, entre otros factores; mientras que a finales de los ‘90 el interés migra hacia el poder económico y las consecuencias que éste tiene sobre la identidad social, la estabilidad democrática y el malestar de la población. Además, se produce un viraje en el estudio de la socialización política, que en esta época se interesará por el “fortalecimiento de la sociedad civil y al desarrollo de la ciudadanía, apelando a las nociones de concientización, educación y participación política” (Montero, 2007, p 55). Finalmente, de los estudios sobre transición de las democracias latinoamericanas de los ‘80 se pasa al estudio de la consolidación de las democracias.
En un intento por aportar a la historización de los desarrollos de la Psicología Política en la región, desde nuestro Equipo de trabajo efectuamos un estudio bibliométrico (Polo, Godoy, Imhoff & Brussino, 2013) que aportó datos significativos en torno a las principales temáticas de la Psicología Política en Latinoamérica, además de evidenciar qué revistas y regiones son las que más trabajos concentran durante el periodo 2000-2010. El estudio analizó 639 artículos científicos que abordaban distintas problemáticas desde perspectivas de la Psicología Política, y que correspondían a estudios realizados por autores y autoras latinoamericanos/as o por autores/as extranjeros/as que trabajan sobre problemáticas latinoamericanas.
Al respecto se observó, por ejemplo, que la evolución temporal de la producción científica se encuentra mayoritariamente concentrada en los últimos tres años (45,9% entre 2008 al 2010) de la década analizada y con un crecimiento sostenido a partir de 2004. A su vez, la mayor cantidad de trabajos publicados se encontraron en revistas de España, Colombia, México, Argentina y Brasil. En esa línea, las revistas con mayor número de artículos publicados fueron la Revista de Psicología Política de Brasil, y América Latina Hoy y Psicología Política de España. Por su parte, el idioma de publicación predominante es el español (con el 84,8%) seguido por el portugués (9,7%), mientras que sólo 5,5% están en inglés. Teniendo en cuenta revisiones previas (Ardila, 1996; Montero, 1991, 2007; Montero & Dorna, 1993), la Psicología Política en Latinoamérica, luego de períodos de fluctuaciones, empieza a tener un crecimiento sostenido en término de publicaciones en esta década. En este sentido es importante señalar que durante este período surgen las revistas especializadas en lengua española que dan visibilidad a la producción de las psicólogas y los psicólogos políticos de la región. Entendemos que esta tendencia, apoyada como veremos más adelante en los procesos de institucionalización de la Psicología Política en Latinoamérica, refleja un presente y futuro de consolidación del campo disciplinar.
Por otra parte, encontramos que el trabajo de los/as colegas/as no se encuentra disperso en una gran cantidad de instituciones académicas, es decir, hay pocas instituciones que concentran la mayor cantidad de trabajos. Particularmente, esto sucede con España donde pocas instituciones tienen alrededor de un 20,1% de la producción en el período de estudio. Aún más, es la Universidad de Alcalá la de mayor productividad, indicando el interés de estos académicos y académicas por las problemáticas psico-políticas de Latinoamérica. Este resultado coincide con el obtenido en el estudio de Garzón Pérez (2010) quien observa que la Universidad de Alcalá es uno de los centros de mayor producción de España en el período de 1990 a 2009. Luego le sigue Argentina, destacándose que el 39% de los artículos argentinos publicados se derivan de la Universidad de Buenos Aires, resultando la de mayor productividad en el período analizado.
Con relación a la colaboración entre autores/as en las publicaciones analizadas, se observó que el porcentaje de trabajos firmado por un solo autor o autora es del 65,7% y el 19,8 % por dos autores/as, es decir que el 85,5% de todos los artículos revisados son firmados por no más de dos personas. Este resultado parece indicar que el trabajo en colaboración no es la característica de la producción para este campo de estudio (Polo, et al., 2013). Ello tal vez obedezca a cierta tradiciones, culturas académicas, modos de trabajo, entre otros factores, y concuerda con lo planteado por Garzón Pérez (2010), quien señala que en Latinoamérica predomina el trabajo individual.
Con respecto al tipo de trabajos publicados encontramos una mayor presencia de estudios teóricos por sobre los trabajos empíricos. En cuanto a los estudios empíricos, respecto de los abordajes metodológicos utilizados observamos una presencia mayoritaria de metodologías cualitativas, siendo a su vez muy baja la frecuencia de utilización de metodologías mixtas (cualitativa y cuantitativa). En cuanto a las temáticas que concentran una mayor cantidad de publicaciones podemos mencionar: la participación política, el comportamiento electoral y la socialización política con el 27,2 %; los movimientos sociales y la acción política colectiva con el 25%; y las relaciones entre grupos políticos y la violencia política con el 11,5%. Con menor presencia trabajan en la influencia de los medios de comunicación política, identidad política, discurso político, ideología política, toma de decisiones política, entre otras.
En síntesis, podemos advertir que si bien existen ciertas temáticas que podríamos considerar como el eje de la Psicología Política en Latinoamérica y que son invariantes (nacionalismo, participación política, socialización política, identidad política, entre otros), efectivamente la agenda, y por lo tanto hacia dónde se orienta esta disciplina, varía de acuerdo con las necesidades y urgencias de cada época viéndose necesario ir incorporando nuevas temáticas.

Así, considerando los sucesos ocurridos a lo largo de todo Latinoamérica que conllevaron la participación y organización de numerosos sectores de la sociedad, las dos temáticas más estudiadas en este último tiempo - participación política y movimientos sociales – serían un claro ejemplo de cómo la agenda de la Psicología Política se va modificando y adaptando para intentar dar respuestas a los cambios que se van produciendo en un contexto y tiempo determinados.

La institucionalización de la Psicología Política en Latinoamérica
Entre los aspectos que consideramos relevantes para analizar el proceso de institucionalización disciplinar es el surgimiento de asociaciones por un lado, y la organización de reuniones científicas por otro, ya que permiten dar a conocer lo que se hace desde esta área. En este sentido, si bien en el contexto internacional se crea la Sociedad Internacional de Psicología Política (ISPP) en 1978, bajo el mandato de Knutson – miembro del Departamento de Psiquiatría y de Ciencias Comportamentales en la Universidad de California-, en Latinoamérica la institucionalización llegará más tarde.
De acuerdo a lo discutido por Montero y el psicólogo social español Amalio Blanco-Abarca (1992) en el marco del Congreso Iberoamericano de Psicología que se celebró en Madrid en 1992, la Psicología Política latinoamericana comienza como una disciplina académica sistemática en la segunda mitad del siglo XX. No obstante, en una publicación reciente, Alessandro Soares da Silva (2015) sostiene que la creación de la ISPP no fue suficiente para generar un espacio asociativo que reuniera a los/as psicólogos/as políticos/as de Latinoamérica dado que los abordajes teóricos, así como sus intervenciones y problemáticas, eran diferentes a las utilizadas en Estados Unidos. Estos aspectos quedaron evidenciados en la 24° Reunión Anual de la ISPP realizada en México en julio del año 2001.
Siguiendo lo planteado por el colega de Brasil (Soares da Silva, 2015), desde esa reunión, y durante mucho tiempo, se dieron diversas conversaciones entre psicólogos/as políticos/as de la región y de España, que fueron generando el interés por una organización alternativa a la ISPP. Es así que en el año 2011, con motivo de la celebración del XXIII Congreso Interamericano de Psicología en Medellín (Colombia), Alessandro Soares da Silva y Nelson Molina Valencia convocan a diferentes colegas de Latinoamérica y España para la realización de un simposio de Psicología Política. Haciéndonos eco de estos esfuerzos, entre los meses de marzo y junio de 2011 desde el Equipo de Psicología Política pusimos a consideración de una amplia comunidad de psicólogas y psicólogos políticos un documento elaborado con la intención de crear la Red Ibero-latinoamericana de Psicología Política y en el que se establecían los principios en base a los cuales podría darse esta organización (http://www.ailpp.org/documentos/). Durante este tiempo, este intercambio fue retroalimentado por los/as colegas Nelson Molina Valencia (Colombia), Alessandro Soares da Silva y Salvador Sandoval (Brasil), José Manuel Sabucedo (España), Graciela Mota Botello (México) y Elio Rodolfo Parisí (Argentina). Es así que, según lo establecen los archivos, como paso previo a la constitución de la Asociación, fundamos la Red Ibero- Latinoamericana de Psicología Política en Medellín, Colombia, el 29 de Julio de 2011, en el marco del Congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP). En ese ámbito el colectivo decidió designarme como Secretaria Temporal de la Red y propuso, entre otras cuestiones, la realización entre el 2 y el 4 de Noviembre de 2011 del Primer Encuentro Ibero-latinoamericano de Grupos y Equipos de Psicología Política en la ciudad de Córdoba (Argentina), quedando la organización de este encuentro a cargo de los/as integrantes del Equipo de Psicología Política de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba.
En la reunión de Córdoba de 2011 y en el marco de la Asamblea de la Red, redactamos el acta fundacional de la Asociación Ibero-Latinoamericana de Psicología Política (AILPP), confirmamos la realización del I Congreso Iberoamericano de Psicología Política y 2° Encuentro Ibero-Latinoamericano de Grupos y Equipos de Psicología Política en Lima (Perú), para el mes de agosto de 2012 y bajo la coordinación del Dr. Agustín Espinosa Pezzia y el grupo de Psicología Política de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y reconocimos a la Revista de Psicología Política de Brasil (ABRAPSO) y la Revista Electrónica de Psicología Política de Argentina como medios oficiales de comunicación científica de la AILPP (Memoria Primer Encuentro de Psicología Política, Argentina 2011 http://www.ailpp.org/documentos/). Finalmente, en la reunión de Perú, con la aprobación de los estatutos de la AILPP los miembros de la asamblea designan a las autoridades, recayendo en mi persona la Secretaría General y en el Dr. Alessandro Soares Da Silva (São Paulo, Brasil) el cargo de Secretario Adjunto (Acta Asamblea AILPP, Perú 2012 http://www.ailpp.org/ documentos/).
La AILPP viene sosteniendo la realización de las reuniones científicas donde los/as colegas muestran su trabajo y generan un espacio de intercambio fructífero. En agosto del año 2014, se celebró el 2° Congreso Iberoamericano de Psicología Política y 3° Encuentro Ibero-Latinoamericano de Grupos y Equipos de Psicología Política en la ciudad de México, a cargo de la Dra. Graciela Mota Botello; en tanto, en junio de 2016, en la ciudad de Cali (Colombia) y a cargo del Dr. Nelson Molina Valencia, se desarrolló el 3° Congreso Ibero-latinoamericano de Psicología Política y 4° Encuentro Ibero-Latinoamericano de Grupos y Equipos de Psicología Política.

Al respecto, como colectivo, sería provechoso que los/as psicólogos/ as políticos/as latinoamericanos/as incrementáramos nuestros esfuerzos en coordinar acciones para lograr una mayor articulación. En ese sentido, resultaría de interés analizar en los próximos años el impacto de la reciente creación de la Asociación Ibero-latinoamericana de Psicología Política en la promoción de redes de trabajo. Apostamos a que la institucionalización de estos espacios de intercambio académico redundará en un fortalecimiento del área y lograrán propiciar un mayor diálogo entre investigadores/as y profesionales del campo.

Parte del escrito de Silvina Brussino. El desarrollo histórico de la Psicología Política en Latinoamérica y Argentina, publicado en Brussino, Silvina. Políticamente, contribuciones desde la psicología política en Argentina / Silvina Brussino. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CONICET - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas , 2016. Libro digital, PDF.

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