-¿Cuáles son los padecimientos actuales de las infancias y adolescencias?
-Un padecimiento actual implica un trámite no realizado, con predominio real, que se impone a la manera de fenómeno. Desprovisto del trámite simbólico del rodeo, al que nos prestaremos y nos ofreceremos en calidad de analistas. Esta vez no sólo desde la tradicionalmente denominada clínica, sino desde lo que hemos dado en llamar clínica en extensión. En Río Negro en particular no disponemos de servicios de salud mental para niños/as y adolescentes, lo que ha hecho que desde nuestro espacio interinstitucional con infancia/s y adolescencia/s trabajadores - nombramos así tanto a profesionales como a operadores de diferentes instituciones -, educativas, preventivas, de alojamiento y otras, deban extenuar los medios de intervención en pos de prácticas subjetivantes que tienen efectos del orden de lo clínico. Esto que consideramos un movimiento ético indispensable en los abordajes de niños/as y adolescentes no es algo que se dé de una manera “natural” y espontánea en nuestras instituciones y en nuestra época, debido a una serie de factores que podrán nombrarse como efecto de lo que Lacan denominó “el niño generalizado”.
-¿Qué tendrían de actual?
-Ese estatuto de actualidad nos exigirá ubicar no sólo cuestiones de época, en tanto el humano es atravesado por la misma, y deberá renunciar quien no ligue a su horizonte la pregunta por la misma, tal nos conminara Lacan, sino también cuestiones en el sentido de lo que Freud denominaba neurosis actuales y que por nuestra época suelen ser nombrados como padecimientos actuales, cuando no se les adjudica una sigla pasando a hacer y ser signo, para formar parte de algún catálogo de la serie DSM, de Una organización mundial supuesta a la salud.
La oferta transferencial interpondrá el elemento amoroso necesario para que el niño/a y el adolescente no queden ligados del peor y más mortificante de los modos. Cuando hablamos de mortificante estamos hablando del amplio abanico de padecimientos subjetivos que involucran cuerpos e incluso de muertes en propias manos, en manos de pares o en manos de quienes deberían cuidar a los niños/as y adolescentes.
Por lo antedicho no podemos desligar de la consideración de esos padecimientos al trabajo y al trabajador con infancia/s y adolescencia/s en su aporte subjetivante o desubjetivante.
- ¿Qué lugar ocupa lo comunitario en las intervenciones?
-El trabajo (comunitario) - como si en la realidad de la emergencia del sujeto pudiera haber un trabajo que no lo fuera - puede proponerse como modo de intervención privilegiado, ante lo que resiste en abordajes institucionales con infancia/s y adolescencia/s; y la investigación como función privilegiada ante los malestares que tornan resistentes las prácticas en nuestras instituciones con nuestras infancia/s y adolescencia/s , también desde las instituciones dedicadas. El resaltado del nuestras, implica tomar cargo del estatuto de nuestros niños. Niños solos, en estado de desamparo, caídos sin un Otro donde sostenerse, o tal vez, esto es materia discutible, con un Otro gozador, ¿más gozador que el Otro?
Nuestra propuesta con el malestar institucional, es ubicarlo como vía regia hacia un quehacer con lo que no anda, a partir de lo que denominamos “Posicionamiento Comunitario”, Tornando lo interdisciplinar en transdisciplinar, para lo cual el encuentro interinstitucional es un dispositivo privilegiado, la universidad un buen lugar desde donde producirlo y el psicoanálisis un interesante artificio para su interrogación desde la escucha en la búsqueda de la dignidad deseante, no sin transferencia.
Si como hemos constatado, cuando la familia está complicada en su consistencia, y la institución sale a su auxilio, haciendo lo que algunos denominan suplencia, ¿en qué consiste la institución? ¿La institución consiste, auxilia?
Salir del habitual lazo gozoso de cada institución, de las interrupciones de las tareas, las llegadas tarde, el no consentimiento, preparándose para una tarea que ellos registran con una diferencia. Permitiendo que lo real se aloje a partir de una construcción, tal vez más cercana al modo freudiano que a otros modos ofertados (por el mercado).
La suplencia de la institución o de las instituciones, se relaciona con el planteo Freudiano de "Psicología de las masas", "Tótem y tabú", pero también con el planteo de "El Por qué de la guerra" y "Más allá del principio del placer". El Fort-Da, también debe ser desplegado por los trabajadores y sostenerse transferencialmente en un lugar para decir, ser parte; más aún en épocas de la modernidad líquida, la sociedad del espectáculo, la inmediatez y la satisfacción garantizada.
Uno de los equipos con los que trabajamos reunidos un sábado por la tarde, luego de la muerte de varios jóvenes destinatarios a lo largo de pocos meses en actos de violencia, luego de desplegar su llanto, palabras, sollozos y silencio, preguntan: ¿y si nosotros necesitamos venir mañana usted va a estar?, un operador de uno de los talleres comunitarios de esa institución pregunta: ¿Doña: usted cree que yo podré estudiar acá? Tiempo después termina sus estudios secundarios y se inscribe en una carrera del CURZA.
Algunas afirmaciones de Freud en "Los caminos de la terapia psicoanalítica" nos permiten ir un paso más allá, inmiscuyéndonos en la cosa comunitaria, dando paso a nuevos dispositivos de escucha, psicoanálisis al fin.
-¿Cómo es el abordaje en “El Hormiguero” de la Universidad Nacional del Comahue?
-El espacio interinstitucional con infancia/s y adolescencia/s "El Hormiguero" nace en el CURZA (Centro Universitario Regional Zona Atlántica de la Universidad Nacional del Comahue) en el año 2010, a partir del pedido de integrantes de una institución perteneciente al denominado, por aquella época, “Ministerio de familia”, dando cauce y causa a la demanda por situaciones disruptivas protagonizadas por niños y adolescentes que concurrían a ella. Comienzo de alojo a los trabajadores y sus interrogantes:
¿Estamos preparados para contener a este tipo de niños? ¿Cuál es el diagnóstico de este niño? ¿Quién tiene que intervenir en situaciones de crisis? ¿A quién hay que llamar frente a situaciones de conflicto?
A esta altura y con el paso del tiempo, es importante ubicar que dicho pedido se produce desde el equipo técnico de aquella institución, el día de la asunción de las autoridades, que por primera vez en la Universidad Nacional del Comahue y por tanto en el CURZA, habían sido electas por voto directo. Podríamos decir por muchas razones, que aquella gestión quedó marcada por el tipo de contacto establecido con la comunidad. Literalmente de puertas pasibles de ser abiertas desde fuera.
Aquel pedido insistente por "los pibes" en medio de aquella recorrida, con justeza podría considerarse una marca, en el sentido que solemos dar al término en psicoanálisis. Hacía mucho tiempo que allí en el CURZA, varios de nosotros trabajábamos con niños y adolescentes en extensión universitaria, docencia y algo más. Sin embargo, aquel pedido inauguró otra cosa.
Allí la cuestión política, en el sentido del interés por la polis, en la polis, dio lugar de otra manera a lo común. Lo comunitario comenzó a resonar de otra manera y nuestro Centro Universitario comenzó a ser habitado. Tal vez sería correcto plantear que fue habitado de otra manera, pero creo que es más fiel a la verdad, decir que comenzó a ser habitado.
El CURZA comenzó a llenarse de barrio, comenzó a llenarse de instituciones y gente de instituciones, pidiendo a la universidad lo que les pertenece; pidiendo a la universidad pública lo que muchos aún llaman, dentro de la lógica del sistema de investigación, su "transferencia de conocimiento", pero que no sin haberlo constatado como corresponde, sostenidos por el andamiaje teórico del psicoanálisis, algunos podemos afirmar que se apersonaron demandando que la universidad pública encarne la transferencia, las transferencias, para ser más precisos. ¿Cómo hacer oídos sordos a aquello que no tan evidentemente habíamos sembrado durante muchos años en nuestras intervenciones y transmisiones y allí se encarnaba en esos pedidos?
El lugar de la pregunta, da lugar a la demanda del equipo técnico de aquella institución y puesta en marcha a través de actividades de extensión de cátedra, una serie de espacios de encuentro y reflexión sobre la práctica, promovieron el intercambio y la circulación de la palabra, allí donde muchas veces la complejidad de las situaciones transcurridas dejaban sin palabras a los actores institucionales (robos, peleas entre niños, roturas de vidrios, agresiones al personal). Estas primeras acciones, fueron algunas de las que propiciaron lo que luego se formalizaría como proyectos de extensión, investigación y espacio interinstitucional, munidos de dispositivos diversos, tales como las supervisiones, las intervisiones espacios donde pensar las prácticas a solicitud de un grupo proveniente de alguna institución, más allá de los encuentros interinstitucionales) más precisamente, seminarios, grupos de acompañamiento, talleres, jornadas, dirigidos a quienes dimos en llamar "trabajadores con infancia/s y adolescencia/s", nombre que incluye a profesionales, operadores, directivos y autoridades de instituciones, ministeriales y estudiantes de carreras terciarias y universitarias.
La investigación ligada a la extensión y a la docencia a la manera de un trenzado por el cual un elemento no consiste sin los otros, permitió el cruce entre una ideología propia de la política institucional universitaria y el psicoanálisis; andamiaje teórico este último, que permitió el acercamiento a las preguntas, consistiendo en el espacio interinstitucional con infancia/s y adolescencia/s, que tomó el nombre “El Hormiguero”.
La denominada extensión universitaria se tornó intensión (con S), y desde la práctica de los trabajadores con infancias y adolescencias de diferentes instituciones, surgieron las preguntas que llevaron la investigación por el camino ¿qué resiste en los abordajes con niños y adolescentes? y más tarde al planteo acerca del particular posicionamiento producido entre los asistentes en las instancias y dispositivos puestos en marcha para llevar adelante el acompañamiento a esas instituciones, psicoanalistas incluidos.
Las sobreintervenciones inconexas provenientes de diferentes instituciones sobre una misma familia, eran moneda corriente. Los motivos diversos de ese esfuerzo aislado no solamente fueron cobrando otro estatuto a partir de las preguntas de los trabajadores, que desde esas prácticas fueron convocados, sino que generaron lo que ellos mismos comenzaron a llamar “red”, muy a mi pesar, dado que la palabra red ya tenía en nuestra zona una serie de significaciones muy específicas, que quedaban en las referencias primeras de los trabajadores, como dispositivos detenidos en su eficacia. Ellos mismos producían una rectificación en sus propios dichos al plantear "¡Esto sí es una red!".
Los encuentros entre unos y otros trabajadores - profesionales, operadores, autoridades- labraron un tejido. Estas reuniones, comenzaron a cobrar cuerpo en el edificio universidad, a partir de una definición de universidad, de investigación y de extensión universitaria. Los trabajadores no sin conflictos, resistencias y diferentes tiempos, han tomado a su tejido como sostén. Una serie de escritos publicados, entre ellos algunos documentos públicos, dan cuenta de algunos de sus movimientos.
Los objetivos de "El Hormiguero" han sido y son orientados fundamentalmente al cuidado y acompañamiento, de trabajadores con infancia/s y adolescencia/s, entendiendo que el trabajo con ellos se traduce en una serie de beneficios para los destinatarios finales niños/niñas y adolescentes. El trabajo cooperativo y la transmisión son elementos fundamentales en el cuidado de la nuevas generaciones de niños y adolescentes, y de las nuevas generaciones de profesionales.
En este sentido, la transmisión es ineludible. Lo cooperativo lo pensamos desde la inter y (cuando mejor funciona), hacia la transdisciplina. El Hormiguero surge a partir del trabajo en el que nos topamos con las necesidades traducidas o no en demandas institucionales, muchas de ellas que revisten el carácter de la urgencia, ocupados en las cuestiones relativas a la/s infancia/s y adolescencia/s en la actualidad.
Patricia Weigandt es Doctora en Psicología Universidad del Salvador. Posdoctora en Psicología Universidad Argentina J. Kennedy. Licenciada en Psicología, Diploma de Honor Universidad del Salvador. Especialista en Psicología Clínica Ministerio de Salud de la Pcia. de Buenos Aires. Residencia Htal. Evita (ex Aráoz Alfaro de Lanús). Profesora Titular Regular Área Psicológica, cátedras Psicoanálisis, Psicopatología y Psicología Política, del Centro Universitario Regional Zona Atlántica de la Universidad Nacional del Comahue (CURZA UNCo). Exdocente UBA. Profesora titular invitada Maestría Psicoanálisis U. Kennedy. Res. Rectoral 22/17. Docente y directora de tesis en doctorado en psicología USAL. Dirección de tesis en maestrías psicoanálisis UK y UNLM. Investigadora Categoría 2 (Secretaría de Políticas Universitarias).