El crecimiento del cerebro depende de los estímulos que recibe.
Las capacidades no se van adquiriendo simplemente con el paso del tiempo.
El cerebro necesita recibir información para desarrollar la inteligencia que le permita ir aprendiendo a sobrevivir en un mundo totalmente desconocido para él. Los bebés necesitan recibir estímulos todos los días desde el nacimiento lo mismo que comen desde el primer día.
Si los estímulos son escasos, irregulares o de pobre calidad, el cerebro se queda famélico y desarrolla sus capacidades tarde y mal.
Por el contrario, la estimulación temprana, abundante, sistemática y de calidad garantiza un ritmo vivo en el proceso de adquisición de niveles cerebrales superiores y el logro de un buen nivel intelectual. La estimulación temprana de los niños es más eficaz porque entonces su cerebro tiene mayor plasticidad, es decir, es más moldeable. Por eso se establecen conexiones entre las neuronas con más facilidad, rapidez y eficacia. La falta de estimulación temprana o las deficiencias de la estimulación en el primer año de vida pueden dejar lagunas importantes en la inteligencia global de los niños.
La gran mayoría de las familias corren ese riesgo pues los padres, aunque sean conscientes de la trascendencia de la estimulación temprana, suelen ignorar aspectos esenciales de la estimulación. Requisitos de una buena estimulación, no basta solamente la estimulación temprana, esta tiene que ser Sistémica y Abundante. Las áreas visual, auditiva, táctil, olfativa y gustativa. Todas ellas necesitan que los padres las cultiven desde el nacimiento o aun antes con destreza.
La estimulación temprana tiene por objetivo aprovechar esta capacidad de aprendizaje y adaptabilidad del cerebro en beneficio del bebé.
Mediante diferentes ejercicios y juegos su intención es la de proporcionar una serie de estímulos repetitivos, de manera que se potencien aquellas funciones cerebrales que a la larga resultan de mayor interés.
No sólo se trata de reforzar aspectos intelectuales, como su capacidad para la lectura o el cálculo matemático, sino que la estimulación temprana también contempla los aspectos físicos, sensoriales y sociales del desarrollo.¿Cómo se lleva a cabo? La estimulación temprana se basa en la repetición de lo que se viene a llamar unidades de información o bits.
Al igual que todos los niños aprenden a hablar por si mismos (a base de oír diariamente los sonidos del lenguaje), su cerebro es capaz de adquirir toda otra serie de conocimientos mediante la repetición sistemática de estímulos o ejercicios simples.
Con la repetición se consigue reforzar las áreas neuronales de interés. Por ejemplo, para que un bebé gatee es necesario que controle el llamado patrón cruzado, esto es, la capacidad de coordinar su mano derecha con su pie izquierdo (y viceversa) y así avanzar.
Nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios, izquierdo y derecho, cada uno de los cuales controla la parte opuesta del cuerpo. Pues bien, los ejercicios de gateo refuerzan el patrón cruzado y, por tanto, ayudan a mejorar la coordinación entre los dos lados de nuestro cuerpo.
Recientes estudios han demostrado que el máximo desarrollo neuronal coincide con la etapa que va desde el nacimiento hasta los tres años de edad, para luego decrecer y prácticamente extinguirse a la edad de seis años. A partir de ese momento, las interconexiones neuronales del cerebro ya están establecidas y los mecanismos de aprendizaje se asemejan a los de un adulto.
Así pues los programas de estimulación temprana se han diseñado para promover el desarrollo sistemático de las capacidades de los niños desde el día de su nacimiento, de modo que el ritmo sea el adecuado y que no les queden lagunas que podrían incidir negativamente en las futuras actividades escolares.
Hoy en día, sabemos que nuestro bebé nace con un gran potencial y que está en las manos de sus padres el aprovechar de esa oportunidad en el proceso de maduración del bebé, para que este potencial se desarrolle al máximo de la forma más adecuada y satisfactoria, el juego es la mejor manera de estimular a un niño. Además es importante que el niño este bien alimentado y se sienta cómodo. Los padres deben ir aprendiendo a leer el comportamiento de su bebé y a respetar sus necesidades.