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Por Jairo Gallo Acosta

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Propongo aunque suene paradójico, que esa afirmación reactualiza la vigencia del psicoanálisis en la actualidad, ya que este médico - biólogo para sostener tal afirmación, tendrá que excluir de la biología aquello que no es socializante, es decir, muchos aspectos actuales que atentan contra las sociedades: pobreza, exclusión, violencia, y muchos más.

Si la biología no puede explicar estos aspectos (por no ser biológicamente sociales) entonces una disciplina como el psicoanálisis, que desde su fundación atiende aquello que no puede dar cuenta la ciencia de la época, (desde la histéricas de Freud), es la llamada para hacerle frente a esas problemáticas, pero antes de desarrollar este último punto, se tratará de plantear la propuesta lógica de este autor.

Maturana comienza preguntándose ¿qué es un sistema social?, y propone una respuesta biológica –como biólogo que es - dice: “Cada vez que los miembros de un conjunto de seres vivos constituyen con su conducta una red de interacciones que opera para ellos como un medio en el que ellos se realizan como seres vivos y en el que ellos, por lo tanto, conservan su organización y adaptación y existen en una coderiva contingente a su participación en dicha red de interacciones, tenemos un sistema social”
La red de interacciones que los seres vivos operan y que define lo social, Maturana lo va a desarrollar desde la naturaleza humana, la biología del amor que permite los lazos con el otro y por ende lo social.
Esta hipótesis puede ser muy provocativa por dos razones, la primera es que fundamenta un sentimiento humano llamado “amor” en lo biológico, y a su vez lo social (el amor implicaría establecer un vínculo con el otro desde la biología) lo que la convierte en “científica”, la segunda, es que si lo social está fundamentado desde lo biológico podría haber una esperanza para el ser humano de volver a eso natural (ser social).
Maturana siguiendo una lógica biológica nos da pie para separarnos de la biología, en su defensa de una biología casi celestial (biología - amor – social – Dios) comenta que aquellos sentimientos asociales o que atentan contra lo social no son biológicos ya que van en contra de la anterior lógica, por eso termina diciendo que: “Los problemas sociales son siempre problemas culturales, porque tienen que ver con los mundos que construimos en la convivencia. Por esto, la solución de cualquier problema social siempre pertenece al dominio de la ética, es decir, al dominio de seriedad en la acción frente a cada circunstancia que parte de aceptar la legitimidad de todo ser humano, de todo otro, en sus semejanzas y diferencias”
Así que Maturana deja el camino libre a disciplinas como el psicoanálisis, ya que la biología no tiene nada que hacer frente a los problemas sociales, eso va en contra de su naturaleza, de su genética: “El ser humano es constitutivamente social. No existe lo humano fuera de lo social. Lo genético no determina lo humano, sólo funda lo humanizable”
Por eso que los no biólogos tenemos hoy mas que nunca hacernos cargo de lo social, y más desde el psicoanálisis cuando el mismo Maturana, un biólogo, dice que lo social se constituye desde el lenguaje: “El mecanismo fundamental de interacción en el operar de los sistemas sociales humanos es el lenguaje”
Ya que Maturana nos deja los problemas de imperfección a nosotros (la biología divina perfecta que el propone no puede hacerse cargo de ella) debemos abordarlas (lo que no funciona en vez de hacernos retroceder es nuestro motor, el resto, el residuo, es nuestra materia, “a”)
En una lógica anversa pero semejante a la de Maturana, se podría decir que los problemas sociales son de competencia para el psicoanálisis ya que estos son consecuencias de construcciones subjetivas, en donde lo biológico y su naturaleza poco o nada tienen que hacer, lo extraño es que un biólogo como Maturana afirme esto mientras los defensores de ciertas disciplinas sociales que se apoyan en lo objetivo – concreto – verificable todavía sigan esperando el día que todo pueda ser explicado por lo biológico –genético, el mismo Freud de alguna manera lo esperaba. Para el director del Doctorado en ciencias sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Pablo Kreimer, tomar el camino de lo natural para explicar lo social puede conducir a un error que no ayudaría a encontrar las soluciones para las problemáticas sociales.
Lo social al tener como centro el lenguaje – el mismo Maturana lo confirma – podría ser la vía para abordar lo social, cuestión que el psicoanálisis lacaniano viene machando desde hace varias décadas. Para el psicoanálisis el ser humano es un ser de lenguaje; el lenguaje es el que determina su existencia como sujeto y su realidad “psíquica”

El psiquismo y la subjetividad se constituyen por una historia hablada desde lo social (Otro) y de la cual el sujeto tiene que hablar, es decir, construir. De ahí que esto no sea natural sino social. Hay que aclarar que este lenguaje no es el del cognitivismo, donde existe un lenguaje sin inconsciente y sujeto. El psicoanálisis utiliza el lenguaje como instrumento (constituyente y constitutivo de un sujeto) de transformación para que un sujeto reorganice su posición subjetiva.
Es la relación del lenguaje con la subjetividad lo que causa que este se aleje de su naturaleza, un ejemplo de eso puede ser la elección femenina y masculina, esta depende más de cómo se transite por el Edipo y la castración que por algo dado “genéticamente”, contrario a lo que creen algunos que quieren “expiar” sus culpas con el gen. Esto se convierte en un buen ejemplo como lo natural no tiene mayores consecuencias si no se entrelaza a lo social desde el lenguaje.

Lo social es una creación que se hace a partir de la relación de un sujeto –psíquico - inconsciente con otro sujeto psíquico - inconsciente, estos se vinculan por medio del lenguaje, y muy a pesar de la “ciencia”, no tiene que ver mucho con lo biológico – genético, y el mismo Maturana lo dice tratando de proteger a una biología “perfecta”, menos mal que lo humano es imperfecto, de ahí que surja un sujeto tal que necesite siempre de un otro para tratar de remediar tal imperfección, cuestión aunque imposible de conseguir, por lo menos incentiva a la construcción social, y gracias a eso surge la subjetividad y lo social, ahí es precisamente donde el psicoanálisis debe advenir.


Jairo Gallo Acosta es Psicólogo. Estudios de Maestría en Psicoanálisis, Universidad Argentina John F. Kennedy. Docente investigador Facultad de Psicología, Universidad Cooperativa de Colombia. Línea de investigación “Psicoanálisis y Campo Social.”

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psicoanalisis.campo.googlepages.com